Se acometía la restauración de un edificio histórico en Madrid, en la c/ Mayor, a la altura de la Plaza de la Villa, en el que era preciso restaurar parte del suelo de una de las plantas, del que faltaban piezas.
El modelo era una estrella de ocho puntas, en dos maderas, una clara y otra oscura, a base de piezas triangulares. Con madera de Mansonia y Ramín, se sacaron las tablas a grueso, y tras haber trazado sobre las mismas las piezas triangulares, se fueron cortando una a una, acabándolas a lija.
Se suministró a la propiedad los juegos necesarios para completar la restauración, un verdadero trabajo de taracea de 1 cm de espesor.