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Un cliente y amigo de Sevilla precisaba cuatro baldas de madera “fuera de lo común”: las quería de madera maciza, y con la forma natural de la madera en el frente visto.
De dos tablones de abedul se procedió a deshilar las correspondientes tablasal espesor requerido, haciendo un canto recto y respetando la forma del tablón en el otro canto. Las superficies se lijaron a banda y con vibradora, y el canto visto con borla. En el canto oculto se practicaron las mecanizaciones precisas para alojar los herrajes de fijación a la pared. Los extremos se enrasaron para igualar las cuatro piezas al largo.
El barnizador acudió a domicilio para a muñequilla dar el acabado final, tres manos y mucho trapo.